Recogen los códices la ancestral historia de un grupo de caballeros que partió a Tierra Santa en busca de la virtud. Allí la encontraron de manos de un eremita y en forma de esquejes de olivos florecidos en el monte Gólgota.

De vuelta al valle de Ocón plantaron los tallos que engendraron árboles como no se había visto, y de esos olivos provienen los que dan un aceite único todavía hoy.

A aquella tierra la llamaron Galilea.

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